Prueba de Yoel v1
A FÁBULA DEL COLIBRÍ.
Aquel día hubo un gran incendio en la selva. Todos los animales huían despavoridos. En mitad de la confusión, un pequeño colibrí empezó a volar en dirección contraria a todos los demás. Los leones, las jirafas, los elefantes… todos miraban al colibrí asombrados pensando qué demonios hacía yendo hacia el fuego. Hasta que uno de los animales, por fín, le preguntó: “¿Dónde vas? ¿Estás loco? Tenemos que huir del fuego”. El colibrí le contestó: “En medio de la selva hay un lago, recojo un poco de agua con mi pico y ayudo a apagar el incendio”. Asombrado, el otro animal sólo pudo decirle: “Estás loco, no va a servir para nada. Tú solo no podrás apagarlo”. Y el colibrí, seguro de sí mismo, respondió: “Es posible, pero yo cumplo con mi parte.”
En un mundo de un YO egótico superior y aplastante, hablar del servicio es como hablar de un pasado remoto, y es precisamente hoy en día cuando más está de actualidad, separarnos y enfrentarnos entre humanos para poder dominarnos, es una buena táctica de guerra y en esta, mi batalla personal, decido poner corazón y estar al servicio. Cuando hablamos de servicio no vamos a confundirnos con servidumbre, estar al servicio requiere fuerza, valentía, vitalidad y energía disponible e inagotable, energía que podemos recibir de la fuente infinita de la súper mente o del arquetipo, del cielo o del supramental, como cada uno quiera llamarlo, pero está presente y desciende de forma contundente para toda la humanidad, lo único que hay que hacer es darse cuenta y recibirla.
Estar al servicio no es solo ayudar a los demás por pena o compasión mal entendida, es estar disponible para ti mismo y en consecuencia hacia los demás sin condiciones, y por lo tanto, sin prejuicios ni distinciones, y al primero en acoger es aquel con el que, en ocasiones, te llevas peor, aquel que no dejas pasar ni una y siempre le exiges en demasía, siendo implacable con él, hasta el punto de tortura con tanta exigencia, ese que no miramos, pues no lo vemos fuera ya que está dentro, ese que soy yo mismo y que por mucho que me maltrate y luche contra mí… nunca conseguiré vencer, pues yo soy invencible.